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Rompiendo el Molde: La Ciencia Crítica y la Resistencia a las Estructuras de Poder Existentes

Alexis Roig nos invita a ver la ciencia no solo como una búsqueda neutral de la verdad, sino como una “arquitectura de poder”. Esta perspectiva es crucial para entender cómo el conocimiento científico puede, consciente o inconscientemente, reforzar o desafiar las estructuras dominantes en la sociedad. Sin embargo, si la ciencia puede ser una herramienta de poder, también puede ser una palanca para la resistencia y el cambio. Aquí es donde entra la ciencia crítica, un enfoque que se atreve a romper el molde y a cuestionar los consensos establecidos desde dentro del propio ámbito científico.


La Doble Cara de la Autoridad Científica

La voz científica tiene una autoridad innegable. Cuando un estudio concluye algo, la sociedad tiende a aceptarlo como verdad. Esta autoridad es necesaria para el progreso y la confianza, pero también puede ser un problema. Si la investigación está sesgada por intereses económicos, políticos o ideológicos, esa “verdad” puede servir para mantener el statu quo o incluso legitimar desigualdades.

Por ejemplo, históricamente, ciertas teorías científicas se usaron para justificar el racismo o la discriminación de género. Hoy en día, la financiación de la investigación por parte de grandes corporaciones puede influir en qué estudios se hacen (y cuáles no) o en cómo se interpretan los resultados sobre productos o tecnologías controvertidas. La ciencia crítica es precisamente el motor que nos impulsa a mirar más allá de los titulares y a preguntar: ¿Quién financió esto? ¿Qué preguntas no se hicieron? ¿A quién beneficia este conocimiento?

La Ciencia como Herramienta de Cuestionamiento y Transformación

La buena noticia es que la ciencia, por su propia naturaleza, es un proceso de constante revisión y mejora. Los científicos críticos son aquellos que, armados con la metodología científica, no temen desafiar los dogmas o las narrativas dominantes.

  • Cuestionamiento de Paradigmas: A lo largo de la historia, grandes avances científicos han surgido de la ruptura con ideas preconcebidas (ej. la teoría de la evolución de Darwin o la relatividad de Einstein). Estos “revolucionarios” científicos a menudo enfrentaron resistencia del establishment.
  • Investigación Independiente: Muchos científicos, a menudo con menos recursos pero mayor autonomía, eligen investigar temas que pueden ser incómodos para el poder, como los efectos de ciertos contaminantes, las implicaciones éticas de nuevas tecnologías o las desigualdades en el acceso a la salud.
  • Ciencia Ciudadana y Colaborativa: Una forma de resistencia es democratizar la producción de conocimiento. La ciencia ciudadana, donde el público participa en la recolección de datos o la observación, puede generar datos independientes y empoderar a las comunidades para comprender y actuar sobre sus propios problemas.

El Rol de la Diplomacia Urbana y la Ciencia en Ciudades como Barcelona

El análisis de Alexis Roig es particularmente relevante en contextos como el de la diplomacia urbana Barcelona. En ciudades globales, el conocimiento y la innovación científica son motores económicos y sociales. Pero, ¿cómo se usa esa ciencia?

La diplomacia urbana Barcelona busca posicionar la ciudad como un actor global, a menudo a través de su capacidad en ciencia, tecnología e innovación. Aquí, la ciencia crítica juega un papel fundamental. Implica no solo celebrar los logros científicos, sino también analizar:

  • ¿Quién se beneficia realmente de la innovación tecnológica que se promueve?
  • ¿Están las políticas científicas abordando los problemas más urgentes de todos los ciudadanos (vivienda, desigualdad, medio ambiente) o están priorizando intereses específicos?
  • ¿Cómo se puede asegurar que el desarrollo científico y tecnológico contribuya a una ciudad más justa y sostenible, en lugar de agravar divisiones o crear nuevas formas de control?

La ciencia crítica, en este contexto, no es anticientífica; es una ciencia más consciente de su propio poder y responsabilidad. Busca que el conocimiento sirva al bienestar colectivo y no solo a las élites o a intereses específicos.


Conclusión: La visión de Alexis Roig nos recuerda que la ciencia no es una torre de marfil, sino una fuerza poderosa. Pero esa misma fuerza puede ser dirigida para desmantelar estructuras de poder injustas. La ciencia crítica, con su compromiso con la verdad y la responsabilidad social, se erige como una herramienta esencial para asegurar que el avance del conocimiento beneficie a toda la sociedad, empujándonos a cuestionar, innovar y construir un futuro donde la ciencia sea verdaderamente una arquitectura para la libertad y la equidad.

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